domingo, 1 de enero de 2017

No tienes que leer esto pero yo tenía que escribirlo



A partir de hoy las entradas de este blog serán dirigidas a mí, lo necesito y si alguien más lee esto no hay ningún problema pero no es el objetivo de este blog.
Ha sido un tiempo bastante largo desde que deje de tomarme en serio lo del cambio de vida. Siempre vuelvo y siento que nada cambia de manera permanente a pesar de que sé lo que se necesita, hay días en los que simplemente  me abrigo y me acompaño con la comida, mejor dicho me auto flagelo con ella ya que realmente no encuentro placer en mayor parte de lo que como. Al final lo que busco es esa sensación que deja el comer en exceso, una sensación de estar  drogado.

Hace algunos meses descubrí  el “body positive”  o mejor dicho la corriente de amar su cuerpo sin importar su estado físico, en especial si uno no tiene esa imagen de portada.
Casi siempre he estado agradecida por mi cuerpo, a pesar de la celulitis en las rodillas que no termino de aceptar y por ello no uso  nada corto en verano, a pesar de no tener la figura de modelo y todo aquello que nos meten en la cabeza, casi siempre he amado mi cuerpo porque sé lo que es estar atada a una silla sin poder moverme. Yo soy del tipo de gente que agradece poder caminar a mis piernas, a mis ojos poder ver,  a mi cuerpo poder moverme con independencia a pesar de todo.

Mi dilema con el BODY POSITIVE
Es difícil para mí distinguir la línea entre amarse y aceptar el cuerpo que se tiene y el hecho de querer cambiar el aspecto físico por razones estéticas y de salud.
Yo creo que cada quien hace con su cuerpo lo que quiere y si se está cómodo pues mejor. Yo, siendo honesta al 100 por ciento, quiero cambiar mi peso porque me fastidia tener estos kilos de más, porque me canso caminando y también me preocupa mi salud, que puedo decir, no voy a mentir diciendo que porque me quiero no cambiaría nada. Mi cuerpo funciona bien pero eso no durará por siempre…
Muchos dicen que tal cual nos encontramos físicamente ya somos perfectos pero no es cierto, sobre todo si nos alimentamos mal y los kilos de más son ganados  gracias a una manera poco saludable de comer, en todo caso yo pienso eso y  por esa razón quiero cambiar.

Cambiar mi físico no es odiarme

Saber que quiero cambiar mi exterior no es falta de amor propio, yo cuando me veo al espejo no me denigro ni me insulto, mi cuerpo no es algo disociado de    mi yo interior y jamás me insultaría, me quiero mucho para ello, sólo que a veces la manera de quererme no ha sido la correcta.
El camino será largo…
Este mes de enero quiero dedicarlo  a intensificar mi actividad física.  Rutinas cardio y bicicleta estacionaria, de ser posible caminar, aunque no estoy muy segura hace frio y no tengo mucho tiempo…

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