A partir de
hoy las entradas de este blog serán dirigidas a mí, lo necesito y si alguien
más lee esto no hay ningún problema pero no es el objetivo de este blog.
Ha sido un
tiempo bastante largo desde que deje de tomarme en serio lo del cambio de vida.
Siempre vuelvo y siento que nada cambia de manera permanente a pesar de que sé
lo que se necesita, hay días en los que simplemente me abrigo y me acompaño con la comida, mejor
dicho me auto flagelo con ella ya que realmente no encuentro placer en mayor
parte de lo que como. Al final lo que busco es esa sensación que deja el comer
en exceso, una sensación de estar
drogado.
Hace algunos
meses descubrí el “body positive” o mejor dicho la corriente de amar su cuerpo
sin importar su estado físico, en especial si uno no tiene esa imagen de
portada.
Casi siempre
he estado agradecida por mi cuerpo, a pesar de la celulitis en las rodillas que
no termino de aceptar y por ello no uso nada corto en verano, a pesar de no tener la
figura de modelo y todo aquello que nos meten en la cabeza, casi siempre he
amado mi cuerpo porque sé lo que es estar atada a una silla sin poder moverme.
Yo soy del tipo de gente que agradece poder caminar a mis piernas, a mis ojos
poder ver, a mi cuerpo poder moverme con
independencia a pesar de todo.
Mi dilema
con el BODY POSITIVE
Es difícil para
mí distinguir la línea entre amarse y aceptar el cuerpo que se tiene y el hecho
de querer cambiar el aspecto físico por razones estéticas y de salud.
Yo creo que cada quien hace con su cuerpo lo que
quiere y si se está cómodo pues mejor. Yo, siendo honesta al 100 por ciento, quiero
cambiar mi peso porque me fastidia tener estos kilos de más, porque me canso
caminando y también me preocupa mi salud, que puedo decir, no voy a mentir
diciendo que porque me quiero no cambiaría nada. Mi cuerpo funciona bien pero
eso no durará por siempre…
Muchos dicen que tal cual nos encontramos físicamente
ya somos perfectos pero no es cierto, sobre todo si nos alimentamos mal y los
kilos de más son ganados gracias a una
manera poco saludable de comer, en todo caso yo pienso eso y por esa razón quiero cambiar.
Cambiar mi físico no es odiarme
Saber que quiero cambiar mi exterior no es falta
de amor propio, yo cuando me veo al espejo no me denigro ni me insulto, mi
cuerpo no es algo disociado de mi yo
interior y jamás me insultaría, me quiero mucho para ello, sólo que a veces la
manera de quererme no ha sido la correcta.
El camino
será largo…
Este mes de
enero quiero dedicarlo a intensificar mi
actividad física. Rutinas cardio y bicicleta
estacionaria, de ser posible caminar, aunque no estoy muy segura hace frio y no
tengo mucho tiempo…